Entre letras...

Aquí encontraras lo mejor de la literatura universal, ya sea clásica o contemporánea. Desde reseñas, hasta recomendaciones, artículos y fragmentos de la obra de los escritores que han dejado su huella dentro de la memoria colectiva.

domingo, 7 de octubre de 2012

Tarumba...


Para algo de tal magnitud no se necesita presentación, en un domingo lleno de quietud, Tarumba de Sabines (completo), a su salud.


TARUMBA (1956, Jaime Sabines).
Yo voy con las hormigas
Entre las patas de las moscas.
Yo voy con el suelo, por el viento,
En los zapatos de los hombres,
En las pezuñas, las hojas, los papeles;
Voy a donde vas Tarumba,
De donde vienes, vengo.
Conozco a la araña.
Sé eso que tú sabes de ti mismo
Y lo que supo de tu padre.
Sé lo que me has dicho de mí.
Tengo miedo de no saber, de estar aquí como mi abuela
Mirando la pared, bien muerta.
Quiero ir a orinar a la luz de la luna.
Tarumba, parece que va a llover.

A LA CASA DEL DÍA ENTRAN GENTES Y COSAS,
Yerbas de mal olor,
Caballos desvelados,
Aires con música,
Maniquíes iguales a muchachas;
Entramos tú, Tarumba, y yo.
Entra la danza. Entra el sol.
Un agente de seguros de vida
Y un poeta.
Un policía.
Todos vamos a vendernos, Tarumba.

AY, TARUMBA, TÚ YA CONOCES EL DESEO.
Te jala, te arrastra, te deshace.
Zumbas como un panal.
Te quiebras mil y mil veces.
Dejas de ver mujer cuatro días
Porque te gusta desear,
Te gusta quemarte y revivirte,
Te gusta pasarles la lengua de tus ojos a todas.
Tú, Tarumba, naciste en la saliva,
Quien sabe en qué goma caliente saliste.
Te castigaron con darte sólo dos manos.
Salado Tarumba, tienes la piel como una boca
Y no te cansas.
No vas a sacar nada.
Aunque llores, aunque te quedes quieto
Como un buen muchacho.

LA MUJER GORDA, TARUMBA,
Camina con la cabeza levantada.
El cojo le dice al idiota: Te alcancé.
El boticario llora por enfermedades.
Yo los miro a todos desde la puerta de mi casa,
Desde el agua de un pozo,
Desde el cielo,
Y sólo tú me gustas, Tarumba,
Que quieres café y que llueva.
No sé qué cosa eres,
Cuál es tu nombre verdadero,
Pero podrías ser mi hermano o yo mismo.
Podrás ser también un fantasma,
O el hijo de un fantasma,
O el nieto de alguien que no existió nunca.
Porque a veces quiero decirte: Tarumba,
¿En dónde estás?

EN ESTE PUEBLO, TARUMBA,
Miro a todas las gentes todos los días.
Somos una familia de grillos.
Me canso.
Todo lo sé, lo adivino, lo siento.
Conozco los matrimonios, los adulterios,
Las muertes.
Sé cuándo el poeta grillo quiere cantar,
Cuándo bajan los zopilotes al mercado,
Cuándo me voy a morir yo.
Sé quiénes, a qué horas, cómo lo hacen,
Curarse en las cantinas,
Besarse en los cines,
Menstruar,
Llorar, dormir, lavarse las manos.
Lo único que no sé es cuándo nos iremos,
Tarumba, por un subterráneo,
Al mar.

A CABALLO, TARUMBA,
Hay que montar a caballo
Para recorrer este país,
Para conocer a tu mujer,
Para desear a la que deseas,
Para abrir el hoyo de tu muerte,
Para levantar tu resurrección.
A caballo tus ojos,
El salmo de tus ojos,
El sueño de tus piernas cansadas.
A caballo en el territorio de la malaria,
Tiempo enfermo,
Hembra caliente,
Risa a gotas.
A donde llegan noticias de vírgenes,
Periódicos con santos,
Y telegramas de corazones deportivos como
     Una bandera.
A caballo, Tarumba, sobre el río,
Sobre la laja de agua, la vigilia, la hoja frágil del sueño
(Cuando tus manos se despiertan con nalgas),
Y el vidrio de la muerte en el que miras
Tu corazón pequeño.
A caballo, Tarumba,
Hasta el vertedero del sol.

OIGO PALOMAS EN EL TEJADO DEL VECINO.
Tú ves el sol.
El agua amanece,
Y todo es raro como estas palabras.
¿Para qué te ha de entender nadie, Tarumba?,
¿Para qué alumbrarte con lo que dices
Como con una hoguera?
Quema tus huesos y caliéntate.
Ponte a secar, ahora, al sol y al viento.

SI ALGUIEN TE DICE QUE NO ES CIERTO,
Dile que venga,
Que ponga sus manos sobre su estomago y jure,
Que atestigüe la verdad de todo.
Que mire la luz en el petróleo de la calle,
Los automóviles inmóviles,
Las gentes pasando y pasando,
Las cuatro puertas que dan al este,
Las bicicletas sin nadie,
Los ladrillos, la cal amorosa,
Las estanterías a tu espalda cayéndose,
Las canas en la cabeza de tu padre,
El hijo que no tiene tu mujer,
Y el dinero que entra con la boca llena de mierda.
Dile que jure en el nombre de dios invicto
En el torneo de las democracias,
Haber visto y oído.
Porque ha de oír también el crimen de los gatos
Y un enorme reloj al que dan cuerda pegado a
          Tu oreja.

¿QUÉ PUTAS PUEDO HACER CON MI RODILLA,
Con mi pierna tan larga y tan flaca,
Con mis brazos, con mi lengua,
Con mis flacos ojos?
¿Qué puedo hacer en este remolino
De imbéciles de buena voluntad?
¿Que puedo con inteligentes podridos
Y con dulces niñas que no quieren hombre sino
     Poesía?
¿Qué puedo entre los poetas uniformados
Por la academia o por el comunismo?
¿Qué, entre vendedores o políticos
O pastores de almas?
¿Qué putas puedo hacer, Tarumba,
Si no soy santo, ni héroe, ni bandido,
Ni adorador del arte,
Ni boticario,
Ni rebelde?
¿Qué puedo hacer si puedo hacerlo todo
Y no tengo ganas sino de mirar y mirar?

SOBRE LOS OJOS, SOBRE LOS LOMOS, CAE
Como una bestia lenta,
Pesa,
Respira el agua,
Se extiende en la cara de las cosas,
Agobia.
Nace en el corazón del aire
Y envejece en el tiempo,
Tesoro de las piedras,
Riñón del árbol,
Casa de los ancianos,
Trompeta de la muerte.
Animal disperso,
Se congrega bajo el sol,
Abre la tierra, chupa,
Despelleja los ríos,
Espanta a las hormigas,
Duerme al gato,
Y a ti te hace un nudo de víbora
O un huevo aplastado.
Este calor benigno, reparador del mundo,
Te entierra a golpes, Tarumba-clavo.

ESTOS DÍAS, IGUALES A OTROS DÍAS DE OTROS AÑOS,
Con gentes iguales a otras gentes,
Con las mismas horas y los mismos muertos,
Con los mismos deseos,
Con inquietud igual a la de antes;
Estos días, Tarumba, te abren los ojos,
El viento largo y fino te levanta.
No pasa nada, ni estás solo.
Pasas tú con el frío desvelado
Y pasas otra vez. No sabes dónde,
A dónde, para qué.
Oyes recetas de cocina,
Voceadores, maullidos.
¡Fiestas de la barriga, navidad, año nuevo,
Qué alegres estamos,
Qué buenos somos!
Tú, Tarumba, te pones tus alas de ángel
Y yo toco el violín.
Y el viejo mundo aplaude con las uñas
Y derrama una lágrima, y sonríe.

LO QUE SOÑASTE ANOCHE,
Lo que quieres, está
Tan cerca de tus manos, tan imposible
Como tu corazón,
Tan difícil como apretar tu corazón.
Lo que anoche, Tarumba, viento de sueño,
Sombra de sueño, creció arrebatándote,
Era tu paz, era
La larga música del vidrio de tus venas.

Ahora tienes el rostro como un espejo quebrado.
De araña a araña vas, como una mosca,
De día a día zumbas, cabeza de mil ojos,
Mano con pelo, bocabierta, tarugo.
No creces nada,
Ni siquiera naces.
Chupas de la botella de la muerte
Y me dices ¡salud! Entre hipo e hipo.

QUIÉN SABE EN QUÉ RINCÓN DEL TRAGO,
A qué horas, pensaste
Que la vida era maravillosa.
Te pusiste tu cara de idiota
Y te alegraste.
Sentiste que ibas a ser papá.
Amaste lo elemental. Hablaste
A las piedras, y sacaste del bolsillo
El resplandor de santo con que te ves tan bien.
Todos dijeron: ¡A un lado!
Y pasaste en silencio, sobre la adoración.

Desde esa vez andas de mal humor.
Te molestan las gentes
Y aun dentro del sueño
No miras nada.
Adelgazas como el viento
Y oyes voces con el corazón.
Eres, casi, tu estatua.
¡Alabado sea Dios!

TE PUSE UNA CABEZA SOBRE EL HOMBRO
Y empezó a reír;
Una bombilla eléctrica,
Y se encendió.
Te puse una cebolla
Y se arrimo un conejo.
Te puse mi mano
Y estallaste.

Di cuatro golpes sobre tu puerta
A las doce de la noche
Con el anillo lunar,
Y me abrió la sabana que tiene cuerpo de mujer,
Y ente a lo obscuro.

En el agua estabas como una serpiente
Y tus ojos brillaban con el verde que les
     Corresponde a esas horas.
Entró el viento conmigo
Y le subió la falda a la delicia, que se quedó
     Inmóvil.
El reloj empezó a dar la una
De cuarto en cuarto, con una vela en la mano.
La araña abuelita tejía
Y la novia del gato esperaba a su novio.
Afuera, Dios roncaba.
Y su vara de justicia, en manos del miedo ladrón,
Dirigía un vals en la orquesta.
Me soplaste en el ombligo
Y me hinche y ascendí entre los ángeles.
Pero tuve tiempo de ponerme la camisita
Y los zapatitos con que me bautizaron.
Tú quedaste como un cigarro ardiendo en el suelo.

¡ALELUYA!
¿Qué pasa?
Hay una escala de oro invisible
En la que manos invisibles ascienden.
Llevo una flor de estaño en el ojal de la camisa.
Estoy alegre.
Me corto un brazo y lo dejo señalando el camino.
Una mujer embarazada se sienta sobre una silla
     Y aplaude
Al jugador de tenis que juega solo.

Tomo el café del sábado.
Me destapo los ojos de un balazo
¡Y arriba!

ESTO ES DIFÍCIL
Pero si pones atención aprenderás a hacerlo.
Te sacas la lengua poco a poco
Y la enrollas en el carrete de hilo negro.
Guardas tus ojos en un barril de vino
Y en la bodega, junto a los estantes,
Llamas a Dios tres veces:
Cabalabula-bulacábala-bulabo.
(Para el domingo: domincus-erectur-mintus.
Para el jueves: Jovis-jorovis-multilovis.)
Entonces, sobre la tierra,
Los hombres empiezan a volar como los
     Ángeles.
En los mercados venden la felicidad.
Los niños son los jueces.
En todas las esquinas hay una caja de música
Y una pila de agua.
Los gatos pasean del brazo a las ancianas ratas
Y tú, delgado como una sonrisa, sueñas.

    (Paréntesis: el antiguo mirar
     De una mujer de negro.
     Una mujer antigua,
     Un negro sin tiempo.
     Sonata en tiempo negro
     Escrita para mujer desvestida de negro.)

Esto se echó a perder, Tarumba.

LA PRIMERA LLUVIA DEL AÑO MOJA LAS CALLES,
Abre el aire,
Humedece mi sangre.
¡Me siento tan a gusto y tan triste, Tarumba,
Viendo caer el agua desde quién sabe,
Sobre tantos y tanto!
Ayúdame a mirar sin llorar,
Ayúdame a llover yo mismo sobre mi corazón
Para que crezca como la planta del chayote
O como la yerbabuena.
¡Amo tanto la luz adolescente
De esta mañana
Y su tierna humedad!
¡Ayúdame, Tarumba, a no morirme,
A que el viento no desate mis hojas
Ni me arranque de esta tierra alegre!

AMANECE LA SANGRE DOLIÉNDOME
Y el cigarro amargo.
La herida de los ojos abierta para el alcohol del sol.
Y una fatiga, un cansancio, un remordimiento
   De estar vivo.
¿A quién le hago el juego, Tarumba?

(Perdóname. Tú sabes que digo estas cosas por
     Decir algo.
Es un remordimiento de estar muerto.)

Mi mujer y mi hijo esperan allí fuera,
Y yo me quejo.
Voy a comprar unas frutas para los tres;
Me gusta ver que mi hijo brinca en el vientre de
     Su madre
Al olor remoto de los mangos.

(Cuando nazca mi hijo, Tarumba, tú le vas a
Enseñar los árboles y los caballos.)

MIRAS PASAR, TARUMBA, EL RÍO DEL MUNDO,
Las cabezas, los brazos,
Los escorzos, las bocas.
Miras pasar a los amantes separados
Y a los sabios del odio,
Los dueños de la soledad,
Nadando en gritos,
Ahogándose en la espuma de su sangre.
En el fondo, piedritas y raíces
Sopla el agua y arrastra.
¿Me miras?, ¿me reconoces?, ¿me descifras?
Yo puedo, Tarumba, ser un pulpo,
Una araña del agua,
O una burbuja.
Puedo ser una hormiga.
O puedo ser un ojo grande con dos patas pequeñas
Y una cola.
Trabajo has de tener para encontrarme,
Pero si le pisas el callo a un ángel, yo grito,
Y si molestas al lagarto con prédicas de buena
     Voluntad,
Te daré un colazo.
Pertenezco a la clase de los anfibios,
De los que pueden vivir también al aire.
¿No ves mi corazón, vejiga inflada,
Y mis ojos, hinchados, que se me salen?

QUEBRADO COMO UN PLATO
Quebrado de deseos, de nostalgias, de sueños.
Yo soy este que quiere a fulana el día trece de
     Cada mes
Y este que llora por la otra y la otra cuando las
     Recuerda.
¡Qué deseo de hembras maduras
Y de mujeres tiernas!
Mi brazo derecho quiere una cintura
Y mi brazo izquierdo una cabeza.
Mi boca quiere morder y besar y sacar lágrimas.
Voy del placer a la ternura
En la casa del loco,
Y enciendo veladoras
Y quemo mis dedos como copal
Y canto con el pecho una ronca canción obscura.
Estoy perdido y quebrado
Y no tengo nada ni nadie,
Ni puedo hablar, ni sirve.
Sólo puedo moverme
Mientras me cae la ceniza
Y me caen piedras y sombras.

VA A SER VARÓN PORQUE LA MADRE TIENE EL VIENTRE
     Pronunciado
Hacia adelante. Éste es un signo inconfundible.
Me lo han dicho cinco comadronas de larga
     Experiencia.
Va a ser varón porque se mueve del lado derecho
Y porque no da sueño.
Va a ser varón porque el abuelo lo quiere.
Y el tío lo quiere, y yo, el padre, lo quiero.
¡Tiene que ser varón!

¿Y por qué varón?
¡Tarumba!

SOLAMENTE DE VEZ EB CUABDO, O A DIARIO,
Pensándolo, o cuando menos lo pienso,
Detrás de mí y en medio o por delante,
Estoy arruinado, contrito, tapándome
Con una manta el corazón
Y mis muelas.
Me cae la flor de la bugambilia
Y me cae el viento
Y me cae mi madre
--y mi padre, y mi mujer y mi hijo—
Y me levanto con el nombre ajado
Y recojo mi lengua llena de hormigas.
Vivo bien.
No tengo queja de nada ni de nadie.
Sólo que a veces, cuando viene el agua
Me mojo a media calle
Y cada día me parezco más a un poste.
Alguien me va a decir alguna cosa,
La va a sacar de algún costal de mentiras,
Y desde entonces voy a ser feliz y triste.
Hoy, de ladrón no paso,
Ni paso de vivo.

CORRIENDO DE UNA ANTORCHA A OTRA,
Apagando los montes,
Apagando la obscuridad que reza como una bruja
En los hoyos,
Y sacando el pelo a los fantasmas de las casas
     Solas,
¡Mírame, Tarumba, qué ágil,
Qué robusta tuberculosis,
Qué guadaña manejo en tu nombre!
Sic tránsit, agente de la roña,
Estoy alegre como a veces
Y te doy mi mano encendida.

De todas partes de mi cuerpo viene
Esta alegría,
Y voy y vamos a mi boca, al tiempo,
Para ser arrestados.
¿Qué quieres que haga para no reírme?
A las once tienen sueño las moscas
Y yo no soy profundo mucho tiempo.
Coral de estrellas, luna redonda,
Voy a bucearte, aire, mientras me duermo.
Sobre una cuerda floja,
De vacío a vacío, allí ando.
Llevo palomares en el corazón
Para todos los días.
Suelto rosas y clavos.
Digo palabras y sueños.
Sobre una cuerda floja,
De balcón a balcón.
De mano a mano de lo innombrable.

MIENTRAS COMO UN RÁBANO Y TOMO UNA CERVEZA
A la hora del calor, me acuerdo
Del sueño de anoche.
Siento un bienestar erudito en la lengua
De la sal y del beso.
¡Con qué suavidad la unté sobre mi cuerpo!
¡Con qué yodo de amor la quise!
La tengo todavía, penetrada,
Sola de mí, perfecta,
Hecha para mis brazos y mi boca.
Con el calor, a solas, la recuerda mi vientre,
Más fiel que mi corazón, y la desea.
El dulce viento me despierta en las ingles
Su contacto, su aroma, su innumerable amor.

¡QUÉ ALEGRÍA DEL CUERPO LIBERADO, TARUMBA,
En el amanecer después de la lluvia,
Con el manso estar del aire penetrándote
Y a la mano de tus ojos el cerro con nubes!

Gozosa piel, hora temprana,
Luz tierna sonando como una campana.

Antes de que salga el sol criminal
Vamos a correr por el pastizal,
Vamos a mojarnos las piernas, los brazos,
La boca, los pájaros,
Y a dejar el sueño sobre la maleza
Con ojos abiertos como una cabeza.

Vámonos, Tarumba, antes de que brote
El chorro del sol guajolote
Y queme las hojas y chupe y reseque
La tierra y el alma al téquerreteque.

Yo llevo a mi hijo, tú llevas un gallo
Atado a la cola de un rayo;
Jugamos los cuatro, mientras la neblina
Se roba la sombra como a una sobrina,
Y, el barro en las piernas haciendo de bota,
Tiramos la risa como una pelota.

Un árbol se acerca, un río se calla,
Y dice un conejo: ¡malhaya!
Y un burro de palo rebuzna y cocea
En medio de todos untado de brea.

¡El monte, la lluvia, la paja,
El cielo que sube y que baja!
¡La sangre caliente, la boca repleta,
Y el mundo sonando como una trompeta!

DESPUÉS DE LEER TANTAS PÁGINAS QUE EL TIEMPO
     Escribe con mi mano,
Quedo triste, Tarumba, de no haber dicho más,
Quedo triste de ser tan pequeño
Y quedo triste y colérico de no estar solo.
Me quejo de estar todo el día en manos de las
     Gentes,
Me duele que se me echen encima y me aplasten
Y no me dejen siquiera saber dónde tengo los brazos,
O mirar si mis piernas están completas.
“Abandona a tu padre y a tu madre”
Y a tu mujer y a tu hijo y a tu hermano
Y métete en el costal de tus huesos
Y échate a rodar, si quieres ser poeta.
Que no te esclavicen ni tu ombligo ni tu sangre,
Ni el bien ni el mal,
Ni el amor consuetudinario.
Tienes que ser actor de todas las cosas.
Tienes que romperte la cabeza diariamente
Sobre la piedra, para que brote el agua.
Después quedarás tirado a un lado
Como un saco vacío
(Guante de cuero que la mano de la poesía usó),
Pero también quedarías tirado por nada.
Yo me quejo, Tarumba, de estar sirviendo a la
     Poesía y al diablo.
Y a veces soy como mi hijo, que se orina en la
     Cama,
Y no puede moverse, y llora.

SÓLO EN SUEÑOS,
Sólo en el otro mundo del sueño te consigo,
A ciertas horas, cuando cierro las puertas
Detrás de mí.
¡Con qué desprecio he visto a los que sueñan,
Y ahora estoy preso en su sortilegio,
Atrapado en su red!
¡Con qué morboso deleite te introduzco
En la casa abandonada, y te amo mil veces
De la misma manera distinta!
Esos sitios que tú y yo conocemos
Nos esperan todas las noches como una vieja cama
Y hay cosas en lo obscuro que nos sonríen.
Me gusta decirte lo de siempre
Y mis manos adoran tu pelo
Y te estrecho, poco a poco, hasta mi sangre.
Pequeña y dulce, te abrazas a mi abrazo,
Y con mi boca en tu boca, te busco y te busco.
A veces lo recuerdo. A veces
Sólo el cuerpo cansado me lo dice.
Al duro amanecer estás desvaneciéndote
Y entre mis brazos sólo queda tu sombra.

AHÍ VIENE UN GALOPE SUBTERRÁNEO,
Viene un mar rompiendo,
Viene un ventarrón de Marte.
(Alguien ha de explicarme
Por qué no suceden tantas cosas.)
Viene un golpe de sangre
Desde mis pies de barro,
Vienen canas en busca de mi edad,
Tablas flotando para mi ataúd.
(El Rey de Reyes come un elote, espera,
Se prueba unas sandalias de hoja de plátano.)
Viene mi abuelita Chus,
Que cumplió trece desaños,
Trece años en la muerte,
Trece años para atrás, para lo hondo.
Me visitan Tony, Chente, mi tía Chofi,
Y otros amigos enterrados.
Pienso  en Tito, jalando de la manga a su muerte
Y ésta no haciendo caso.
Viene Chayito dolorosa
Con su hoja de menta
Y con un caballito para mi hijo.
Y viene el aguacero más grande de todos los
     Tiempos
Y el miedo de los rayos,
Y tengo que subirme a un arca transformado en
     Buey
Para la vida dichosa que nos espera.

CABALABULA NUEVAMENTE.
Algo tiene que decirse a estas horas.
Voy en busca de pan.
Voy a ganar dinero.
Voy buscando un lugar donde caerme muerto.
Traigo la canasta del mercado
Con verduras y carne
Y una bolsa de arroz y un manojito de flores
     Silvestres,
Pero vengo pensando en mi marido que no llegó a
     Dormir anoche.

Yo voy a la escuela
Con mi cuaderno sin tareas.
Yo estoy de paso y nomás miro.
Y este mezquino dolor en la cabeza
Metiéndose como un ratón en su agujero.
¿En dónde estará?, ¿qué estará haciendo?
Me muero de mujer a estas horas.
Cabalabula, Tarumba-
En mi vida de perro camino pegado a la pared.
El viento se tuesta la espalda al sol.
Con la mano más larga de las que tengo
Me busco, husmeo mi cráneo en el cajón de la basura.

EN MEDIO DE LOS REMOLINOS, TARUMBA,
Quisiera escribir mi testamento:
Te dejo a ti la virtud que no tengo,
A ti mi cabellera,
A ti mi primer libro,
A ti mis uñas.
Estoy tan definitivamente ahíto,
Tan envenenado, tan podrido,
Tan cayéndome en costras,
Que no quiero ya un pedazo de esta vida feliz
Ni un trozo de eternidad para roer.
En medio de estos remolinos otra vez,
Sacudido de cóleras inútiles,
Hundido en el estiércol inefable,
Minuciosamente asesinado,
Me acuesto a las seis de la tarde pensando en las
     Horas que vienen.
Oigo una gota, tomo un trago,
Pienso en el cadáver que haría,
Me estiro.
¿Qué testamento escribiré algún día?
No te dejo nada.
Te dejo nada más mi entierro.

QUIERO QUE ME SOCORRAS, SEÑOR, DE TANTA SOMBRA
Que me rodea, de tanta hora que me asfixia.
Quiero que me socorras. Nadie, de esta intranquila
Supervivencia, de esta sobremuerte agotadora.
Quiero que me hundas, Padre, de una vez para
     Siempre
En tu caldera de aceite.
Quiero, hijo, que me entierres, bajo piedra y lodo,
Y una plancha de acero, sin un árbol.
Quiero que todos griten por mí,
Quiero que me acompañen y me auxilien
Antes de caerme a mis pies.
(Sobre mis zapatos me voy a caer
Como si me quitara el traje.)

Quiero que tu divina presencia, Comecaca,
Apuntale mi espíritu eterno.
Quiero que el coro de las estrellas
Cacofónicas truene.

Quiero que el viento me recorra de norte a sur,
De este a siempre.
Quiero crecer como una piedra regada todas las
     Mañanas
Por el jardinero sol.

LE VENDÍ AL DIABLO,
Le vendí a la costumbre,
Le vendí al amor consuetudinario,
Mi riñón, mi corazón, mis hígados.
Se los vendí por una pomada para los callos,
Y por el gusto,
Y por sentirme bien.
Nadie, desde hoy, podrá decirme
Poeta vendido.
Nadie podrá escarbar y jalarme los huesos.
Estoy con la República de China Popular.
Le curo las almorranas a Neruda,
Escupo a Franco.
(Nadie podrá decir que no estoy en mi tiempo.)
Detrás del mostrador soy el héroe del día.
Yo soy la resistencia. Oídme.
Soporto el hundimiento.
Desde el balcón nocturno miro al sol.
Desde la empalizada submarina.

DUÉRMETE, MI NIÑO, CON CALENTURA,
Con dolor de cabeza.
Estírate.
Duérmete con todo el cuerpo, niño,
Envidia de los ángeles,
Hijito enfermo.
Duérmete sin el grillo,
Sin la aguja,
Sin hambre.
Duérmete hasta mañana.
Duérmete, duérmete.
Vámonos a dormir,
A dormirnos.
El tubo de la noche, estírate.
Que se diga que Julio se duerme.
(Porque en la noche viene Tará
Y te quita la enfermedad.
Luego encendemos el sol
Con un cerillo de alcohol.)
Pero duérmete mi niño,
Mi pedacito, a dormir,
A dormirse ya.
(Don Julito el fanfarrón,
Don Julito es un fregón.)

Voy a sacudir tu cama:
Que no tenga calentura
Ni dolor de barriga
Ni pulgas.
Aquí pongo este letrero
Contra los mosquitos:
Que nadie moleste a mi hijo.
Vamos a cantar:
Tararí, tatá.
El viejito cojo
Se duerme con sólo un ojo.
El viejito manco
Duerme trepado en un zanco.
Tararí, totó.
No me diga nada usted:
Se empieza a dormir mi pie.
Voy a subirlo a mi cuna
Antes que venga la tía Luna.
Tararí, tuí,
Tuí.


Recomendable la antología poética que publicó el Fondo de Cultura Económica en el 2004, adquiéranla y deleiten sus sentidos.



No hay comentarios: